viernes, 24 de septiembre de 2010

ACTOS DE HABLA



Frente al enfoque que contempla el lenguaje como estructura, existe aquélla que se lo plantea desde el ángulo de sus funciones. Más concretamente, su función primordial de "suscitar la cooperación" de sus destinatarios. Quien dice esto, dice "moverles a la acción": es el enfoque del lenguaje como acción formulado por Austin (1962) y desarrollado luego por Searle (1969). El término acto de habla traduce esta dimensión interpersonal de cualquier enunciado lingüístico. Austin estableció una primera distinción entre los enunciados como actos de habla: los que constatan algo ("Estamos en verano") y los que realizan o ejecutan algo ("¡Hazme el favor de...!"). Los denominó respectivamente por constativo y ejecutivo (aunque hay otras variantes). Esta primera distinción austiniana fue enseguida eliminada al ponerse en evidencia que todos los enunciados son ejecutivos implícitos: "(Te digo que) estamos en verano". El mismo autor distingue tres dimensiones o aspectos en todo acto de habla:

a) La locutiva: es el enunciado propiamente dicho. o sea, una ristra de sonidos con significado.

b) La ilocutiva: es lo que se pretende hacer al enunciar algo: ordenar, afirmar, prometer, preguntar, etc. Aquí aparecen las cualidades de entonación e intensidad que dan al enunciado su fuerza ilocutiva. "Cierra aquella puerta" y "¿No sería mejor cerrar la puerta?" son modalidades del mismo enunciado (con formas proposicionales diferentes) que poseen distinta fuerza ilocutiva.

c) La perlocutiva: es lo que se consigue al proferir un enunciado. "Os declaro marido y mujer" es casar. "Te aseguro que no tardaré" induce una creencia. Etcétera.

Los actos de habla ponen al descubierto que muchas realidades sociales lo son únicamente en virtud de la palabra. Por ejemplo: "¡Culpable! (veredicto de un juez o jurado), "Yo te bautizo y te impongo el nombre de...". Etcétera.

La teoría de los actos de habla apareció como un desafío a las propuestas de los positivistas lógicos para quienes los únicos enunciados significativos eran los aseverativos. La noción de acto de habla propone algo que no sólo es evidente sino que legitima el estudio del lenguaje desde el ángulo de la interacción social. 

En relación con los actos de habla, Pierre Bourdieu (1982) subraya que para que tengan efecto (dimensión perlocutiva) se necesita un respaldo institucional. Dicho de otra manera: no cualquier persona puede consagrar, declarar culpable, aprobar o suspender,... Y afirma: "La investigación propiamente lingüística de la fuerza ilocutiva del discurso ha de hacer sitio a la investigación propiamente sociológica de las condiciones de que se halla investido un agente singular y, con ellas, su palabra investida de fuerza. El verdadero principio de la magia de los (enunciados) ejecutivos reside en el misterio de ministerio".


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